Semanas antes del montaje, se sembraba cebada, chía, alpiste, trigo o amaranto, en pequeñas macetas u objetos de barro con forma de animales, para que las plantas recién nacidas formaran parte del altar. Según la simbología cristiana, estos germinados representan la Eucaristía —instituida por Jesús en la Última Cena— y el nacimiento de la fe al pie del Calvario.
En los altares también se colocaba agua teñida de colores en alusión a las lágrimas derramadas por la Virgen durante La Pasión de su hijo; naranjas agrias adornadas con banderitas doradas en representación del dolor, y flores en señal de alabanza.
La mesa se adornaba con grandes cirios colocados en ostentosos candeleros y lámparas de aceite que al encenderse iluminaban vivamente los colores del agua. El altar se colocaba ocho días antes del Viernes Santo con la idea de consolar a la Virgen por la muerte de Cristo.
La figura principal de los altares es la Virgen de los Dolores cuyos atributos son un corazón con uno o siete puñales y los signos de la Pasión: la corona de espinas, los clavos, el martillo, la escalera, la bolsa con 30 monedas y los dados con los que soldados se jugaron la túnica de Cristo.
Ya listos los altares, el Viernes de Dolores la gente acomodada abría los zaguanes de sus casas a todo el que quisiera visitar el altar, y en cada una de las mansiones se recibía a los creyentes con aguas frescas de diferentes sabores tradicionales: horchata, chía, limón, tamarindo, jamaica, timbiriche y semilla de melón, que también simbolizaban las lágrimas de la Virgen Dolorosa.
La tradición del Altar de Dolores se remonta al siglo XVI, con el arribo de los primeros evangelizadores durante la Conquista, pero fue hasta el XVIII cuando aparecieron crónicas y relatos con alusiones concretas a la celebración.
Es entonces cuando el culto por la Virgen Dolorosa llega a las casas, ya que originalmente sólo se colocaba en iglesias y conventos.
Desde hace 81 años el Museo de El Carmen realiza el montaje siguiendo esta tradición apoyado por la señora Carmelita Mendoza, vecina de San Ángel de 91 años de edad, quien aprendió a preparar el altar con su madre.
El Museo de El Carmen se ubica en avenida Revolución esquina con Monasterio, San Ángel, en la Ciudad de México.
Horario de visita: martes a domingo de 9:00 a 17:00 horas
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